domingo, 16 de agosto de 2009

CRÌTICAS

Sergio Calvo Latin Jazz Ensamble

y Willy Curubeto en “El andén”

Había escuchado a Sergio Calvo Latin Jazz ensamble en actuaciones en el teatro Larrañaga y en el 7º Festival de Jazz de Paysandú, pero en las dos oportunidades en versiones grabadas.

Confieso que la experiencia de ver en vivo a estos músicos, en una sala por demás acogedora por sus dimensiones y su ambientación, fue una experiencia totalmente distinta y gratamente sorprendente.

No hay como la música en vivo, el sonido nos llega de varios puntos, directo y por reflejo acústico desde otros puntos de la sala. La música se siente, se vive, se ve.

Se ve en los gestos de los intérpretes, en las expresiones.

Sergio Calvo interpretó siete de sus composiciones. Un músico que no disimula su sólida formación clásica al servicio de la fusión con el tango, milonga, el son cubano y el bossa.

Sorprendente como compositor donde nos muestra calor color y sentimientos que trasuntan por los calores del Salto Oriental, con piezas un tanto extensas que sin embargo por su riqueza armónica , variedad de frases y ritmos cambiantes y sólidos no llegan a molestar sino que se siente como algo cómodo para los oídos y con ganas de que no llegue la coda.

La noche comenzó con el tema “Con aire de milongón” donde están presente el bossa y algo de candombe con una sólida percusión por parte del experimentado y versátil baterista José Luis Curubeto y Oscar Barla debutante bajista que puede ira más, esto para ir calentando la fría noche salteña.

Bossa que goza fue como una calma que llegó después del primer tema, de fácil digestión por parte del auditorio y frescura rítmica, no obstante nos dimos cuenta del excesivo volumen del bajo que el fino y sensible oído de Calvo se encargó de corregir.

El pegadizo Al son voy nos anuncio que se venía algo serio, hermoso tema que el grupo aborda con suma concentración y justeza, nos muestra que nada esta improvisado, que Calvo es un creador capaz de cambiar de ánimo al pasar por un son cubano laxo y luego volver para termina una pieza que va “in crecendo” en ritmo, fuerza, altura y colorido, una de las mejore de la noche.

Verano salteño, un tema híbrido que nos va descubriendo el sofocante calor salteño, con aires piazzolezcos a cargo de Daniel Calvo en acordeón rítmica y algo sorprendente, en cierto pasaje aparece una marcha fúnebre que me llevó a preguntar al autor el motivo de su inclusión. “Es el recuerdo de los veranos con mi abuela”, apuntó. Excelente respuesta para inmortalizar a alguien que Calvo mantiene con acogedor recuerdo.

La segunda parte comenzó con La pregunta sin respuesta, mostrándonos una vez más su versatilidad para moverse sobre esas 88 teclas del piano, sin que podamos apreciar si repite alguna frase.

En Buscando mi lugar escuchamos por primera vez algo de sincopa jazzistica, con un aire de Nueva Orleáns, y con la participación del violinista Carlos Gerfauo mas cerca del creole que del dixieland en el comienzo, luego se repone.

Con el tema final Géminis, signo al que pertenece Calvo y da nombre a la composición, finaliza un anoche de alto valor artístico, de alta perfomance donde tuvimos el placer de escuchara este músico salteño que creo que su ciudad natal pronto le quedará chica. Los tiempos que le esperan a este creador son por demás prósperos. Una noche me dijo “quiero buscar mi personalidad musical, sonar a Sergio Calvo”, después de esa noche estoy en la certeza de que va por muy buen camino, no suena parecido a nadie!!

Un capítulo aparte merece la presencia de otro salteño invitado a participar en el espectáculo. Como fuera presentado por Sergio Calvo, “ahora vamos a escuchar un pianista de jazz, Willy Curubeto”.

Me toca muy de cerca el hacer algún comentario de Willy, pero él sabe que soy uno de sus más ácidos críticos.

Me sorprendió.

Lo comparo con el pianista de hace algunos años y realmente ha adquirido una riqueza armónica que se amalgama con el buen gusto como para hacer de temas muy difíciles algo que nos hace mover ene l asiento.

El repertorio pasó por clásicos de Ellignton Take the A train, y Things Ain't What They Used to Be, Blue Monk de Thelonious Monk, Misty de Erroll Garner, The green dolphin street de Kaper y el conocido tema de Herbie Hancock Cantaloupe Island.

La improvisación la síncopa, los cambios de ritmos, altura y el conocimiento casi perfecto con José Luis le dieron a l anoche un alto climax donde se vivió el entusiasmo del público al pedir algún bis.

No faltaron los gritos de la platea pidiendo algunos temas que por supuesto por motivos de tiempo no fueron posible complacer.

Un anoche fría afuera pero muy caliente adentro donde los músicos se despidieron aplaudidos de pié por el público presente, con expresiones de admiración y alegría de haber sido partícipes de una jornada admirable donde músicos

locales brillaron en lo más alto.

Quien no fue la noche del domingo 17 de agosto al la sala “El andén” se perdió una actuación que hará historia, donde músicos salteños nos regalaron una demostración de buen gusto, preparación musical y entrega al arte de las musas.

Cecilio Curubeto

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